Psicoterapia y neurobiología
- Pedro Isla Carter
- 5 may 2022
- 2 Min. de lectura
El conocimiento neurobiológico es uno de los mayores y más seguros soportes para la práctica de la psicoterapia, pues proporciona información científica y empírica respecto a los efectos que pueden tener distintas prácticas psicoterapéuticas. Estos dos enfoques de la psicología se han complementado tanto, que ahora es posible generar estilos psicoterapéuticos que partan del conocimiento que tenemos en neurobiología. Este es el caso de las terapias top-down y bottom-up. Estas dos formas de ver la psicoterapia se basan en el proceso cerebral que sigue cada una para alcanzar la autorregulación de pensamientos y emociones, meta básica de prácticamente todas las psicoterapias.
Para empezar, es preciso mencionar que el conocimiento anatómico y fisiológico del cerebro nos ha permitido distinguir diferentes estructuras dentro de él, y algunas de las funciones que tienen. Además, hemos podido observar cómo estas estructuras interactúan entre sí, y cómo todos estos fenómenos se reflejan en lo que sentimos, pensamos y hacemos. Algunas de las estructuras que se han identificado en el cerebro se han relacionado con funciones como la razón, el lenguaje, las matemáticas, y demás. Por otro lado, se han identificado partes cerebrales más relacionadas con la intuición, las sensaciones corporales y las emociones. Es a partir de esta organización que surgen los enfoques top-down y bottom-up.
Los enfoques down-up se basan en las herramientas que nos da la intuición, la expresión artística, la percepción de emociones y las sensaciones corporales para transformar nuestra visión de realidad y nuestra forma de actuar. A través de la observación consciente de todas estas partes de nosotros, se genera un mayor nivel de percepción sensorial que ayuda a procesar e integrar las emociones y sensaciones corporales, transformándolas para así transformar la manera en que actuamos en el mundo.

Por otro lado, los enfoques top-down son aquellos que utilizan herramientas verbales y racionales para transformar comportamientos y sensaciones. Es a través de los pensamientos conscientes y la comunicación verbal con el terapeuta que transformamos lo que sentimos y cómo vemos el mundo, alterando en última instancia la forma en la que actuamos.

Algunos ejemplos de enfoques down-up son el mindfulness y los diferentes estilos de meditación, la terapia de EMDR, la terapia psicocorporal, el focusing, los ejercicios gestálticos, entre otros. Algunos ejemplos de enfoques top-down son el cambio de creencias en la terapia racional-emotiva, los diferentes procesos psicoanalíticos, el reencuadre de la terapia cognitivo conductual, etc.
Ambos enfoques son válidos y proporcionan experiencias de crecimiento y cambio, lo más importante es contar con una buena integración entre nuestras partes racionales y nuestras partes intuitivas, para que así podamos trabajar con cualquiera de los dos enfoques según sea nuestra necesidad.
Fuentes:
Valdivieso-Jiménez, G., Macedo-Orrogo, L. (2018). Neurociencias y psicoterapia: mecanismo top-down y bottom-up. Extraído desde http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-85972018000300006
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