El duelo
- Pedro Isla Carter
- 13 mar 2022
- 2 Min. de lectura
¿En qué consiste un duelo? La semana pasada ya platicamos sobre lo inevitable que es el conflicto, y en este caso también estaremos hablando de otra parte de la experiencia humana que no podemos elegir: las pérdidas.
Primero, entendamos que una perdida no se refiere necesariamente a la muerte. Podemos experimentar una pérdida si un amigo se muda de país, si perdemos contacto con algún familiar, si somos despedidos de un trabajo que apreciamos, si tenemos que vender nuestra casa, y un sinfín más de experiencias completamente humanas que califican como una pérdida. Es importante que no infravaloremos estas experiencias, y que sepamos cuál es la importancia que realmente están teniendo para nosotros.
Ahora, a cada pérdida corresponde un duelo. El duelo es la respuesta psicológica del organismo a una pérdida, y es básico entenderlo para poder reconocer cuando está formando parte de nuestra experiencia. La dra. Vargas Solano lo define en su artículo Duelo y pérdida como “un sentimiento subjetivo que aparece tras una pérdida, un proceso por medio del cual asumimos, asimilamos, maduramos y superamos la misma” (2003).
De acuerdo con la autora anterior, atravesamos tres etapas durante un duelo: la fase de impacto, que dura de algunas horas a una semana después de la pérdida y contiene una sensación de embotamiento o de liberación, con poca consciencia de lo sucedido. Le sigue la fase de repliegue, que puede prolongarse a lo largo de algunas semanas e incluso meses, en la que vivimos momentos de irritación y de protesta. Por último está la fase de recuperación, que ocurre en un periodo de seis meses y un año después de la pérdida, ésta está caracterizada por un retorno al funcionamiento previo y el volver a tener la capacidad de formar nuevas relaciones.
Es perfectamente normal que un duelo incluya un bajo estado de ánimo, sentimientos de culpa, pérdida de peso, insomnio dejar las actividades normales sociales y laborales, e incluso algunas otras experiencias más intensas.
Es muy importante empezar a reconocer estos efectos y tener en mente que pueden suceder aunque no estemos atravesando la muerte de un ser querido. Saber que pueden estar presentes en nuestra experiencia cuando una relación de pareja termine, nos mudemos de casa o país, o cualquier otra circunstancia que involucre una pérdida, y aceptar que esa es la vivencia que estamos teniendo, ayudará a que podamos aprender más y fluir a través del proceso con más sencillez.
Fuente:
Vargas, E. (2003). Duelo y pérdida. Medicina legal de Costa Rica, vol. 20(2). Extraído desde https://www.scielo.sa.cr/scielo.php? script=sci_arttext&pid=S1409-00152003000200005
Comments